La iluminación por inducción magnética funciona de manera similar a los tubos fluorescentes, que utilizan gases para producir luz blanca; lo que cambia es la forma en que estos gases se unen.
Mientras los tubos tubos fluorescentes utilizan electrodos para unir los gases, la iluminación por inducción magnética se produce cuando la energía se transmite por un campo magnético, o lo que se denomina “inducción magnética”.
Gracias a su capa de trifósforo, la lámpara de inducción magnética tiene un bajísimo nivel de radiación UV (0,4%) y de rayos infrarrojos (0,2%). Esto la transforma en una alternativa inocua tanto para el medio ambiente, como para los seres vivos.